La Religión no cambia el Corazón

Jesús comparó a los fariseos religiosos con un grupo de lavadores de platos que limpian la parte de afuera de la taza y dejan lo de adentro sucio. Él dijo: “Vosotros los fariseos limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de rapacidad y de maldad. Necios, ¿el que hizo lo de fuera, no hizo también lo de adentro?” (Luc. 11:39-40)

Jesús sabía que una persona puede cambiar su imagen sin que su interior cambie. (Mt 23:1-3) Sabía que las credenciales y las ceremonias religiosas no pueden cambiar el corazón. Dijo a Nicodemo, uno de los hombres más religiosos de su época, que a menos que “nazca de nuevo” por el Espíritu, no puede ver el reino de los cielos (Juan 3:3).

Sin embargo, desde ese momento hasta el día de hoy, muchas de las personas más religiosas del mundo siguen olvidando que aunque la religión considera las apariencias, sólo Cristo puede cambiar el corazón.

Y es que, por buena que se considere una persona a sí misma, por más buenas obras que realice, por mucho que asista a la iglesia, por muchas bendiciones que haya recibido de parte de Dios ...si no se arrepiente de sus pecados y recibe el perdón de Dios a través de la fe en Jesucristo, jamás llegará a ver a Dios. Cada cual necesita que su vida tome un giro de 180 grados y eso hay que reconocerlo, creerlo y anhelarlo. Tenemos que detestar el estilo de vida que hasta ahora hemos llevado y desear una renovación de nuestro entendimiento y un cambio de corazón.

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” Romanos 3:23.

Jesús dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino solo Dios. (Lucas 18:19) Si Jesús no se consideró bueno a sí mismo, ¿cómo seremos nosotros? Reconozcamos nuestra necesidad de un cambio. Son los fariseos los que viven señalando la paja que está en el ojo ajeno e ignoran y justifican la viga que está en el suyo. En cambio los humildes no se atreven ni aún alzar los ojos al cielo, sino que se golpean el pecho y dicen: Dios, sé propicio a mí, pecador. Lucas 18:13.

Es por eso que no basta el convencimiento; es necesaria la conversión. No es con el intelecto que se cree para justicia, sino … con el corazón.

“Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación.” Gálatas 6:15.

 

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