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 ¡No la dejes Pasar!

La bendición pasó por tu lado, y no la advertiste; Se cruzó en tu camino, y desviaste tu andar; Tocó a tu puerta, la entreabriste, te asomaste, y la volviste a cerrar. Sutilmente, volvió a tocar, y en esta ocasión, la echaste fuera con palabras que jamás debiste pronunciar. Mas, ¿sabes qué? No se ha ido;  aún te está esperando pacientemente... en el umbral, cual pajarito posado en tu ventana buscando alegrarte con su cantar.

¿En cuántas ocasiones has estado esperando una bendición especial? Pasan los días, los meses y los años y eso que, en un principio te mantenía a la expectativa, se ha convertido en un sueño sin realizar, tornándose la emoción y excitación de la espera en desánimo y resignación. A veces esperamos que el regalo nos llegue a las manos como en bandeja de plata. "¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?" (Juan 11:40)

El ser humano es especialista forjando y diseñando sus proyectos conforme a sus propias ideas, intereses y hasta caprichos, olvidando o ignorando que nuestra mente no es como la de Dios; sus propósitos difieren de los nuestros; sus pensamientos no son como nuestros pensamientos... Los suyos son más Altos y, por lo tanto, más convenientes y de la más completa garantía para nuestra seguridad, aunque no lo entendamos.

Nos sentamos a esperar a que Dios nos bendiga de tal o cual manera y, en esa espera futura dejamos pasar lo hermoso y valioso del momento presente. No desperdiciemos el tiempo esperando lo que habrá de llegar; no desaprovechemos la oportunidad de hoy, y echemos mano de la bendición que ya llegó, la que está ante ti y ante mí, AHORA. Este es el día que hizo el Señor para que nos gocemos y alegremos en él. Este puede ser el día de la mayor y más valiosa de las bendiciones... ¡No la dejes pasar!

Hay bendición oculta en la crisis de hoy, en la necesidad, en el esfuerzo, en el problema que te quiere robar el sueño... aunque tu mente se niegue a aceptarlo. El Dios que no cambia dice: "Yo te doy los tesoros escondidos y los secretos muy guardados, para que sepas que YO SOY Dios." (Isaías 45:3) Cosas inimaginables tiene nuestro Dios hoy para los que le aman. (1 Corintios 2:9)

Desvía tu mirada del obstáculo y busca tu tesoro en el Amado Salvador, la mayor y más valiosa bendición siempre presente; deléitate  en Él Hoy y Ahora... ¡JESÚS es tu Bendición y mi Bendición!

Nuestro Dios no es un Dios de ayer ni de mañana... es el Dios de HOY, el Hoy eterno. Su calendario no es como el nuestro. Él no le dijo a Moisés: Yo soy el que fui, o el que seré; Dios dijo a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Descansemos en Él y recibiremos la revelación del cielo para conocerlo. “Estad quietos, y conoced que YO SOY Dios.” (Salmos 46:10)

[En cierta ocasión, Un campesino y su hijo caminaban juntos en un día de verano, y el padre le dijo al muchacho:

-Hijo, recoge esa herradura que está tirada a la orilla del camino.
-¡Bah! ...-respondió el chico-, no merece la pena agacharse, pues eso no vale ni dos pesetas.

El padre la cogió y se la echó al bolsillo. En la primera aldea que encontró la vendió por cinco pesetas, con lo cual compró una cantidad de cerezas.

El país pasaba por una sequía y el calor era insoportable. El muchacho abría la boca para aspirar aire que aliviara la sequedad de su garganta. El padre, entonces, dejó caer descuidadamente una cereza. El muchacho enseguida se dobló y la recogió con tanto afán como si hubiera sido oro y se la llevó a la boca. Luego, el padre fue dejando caer otra y otra las cuales el muchacho recogía con celeridad. Al acabarse todas, el padre se volvió hacia su hijo sediento y le dijo:

-Si te hubieses agachado una sola vez para recoger la herradura no hubieras tenido que agacharte más de veinte (20) veces para recoger las cerezas. Recuerda el dicho que dice:

Muchas veces la pereza
o el orgullo o el capricho
suelen privar a las gentes
de seguros beneficios.]
Historia de: Anécdotas e Ilustraciones

El reino de los cielos lo arrebatan los esforzados, los atrevidos y los valientes...

¡Mira! "He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el tiempo de salvación." (2 Corintios 6:2)

Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo. (Apocalipsis 3:20)

 

Por: Zaida C. de Ramón

Julio 2015

 


 

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