Cuando se conoce la Verdad

El tren comenzó a moverse. Iba lleno de gente de todas las edades, la mayoría obreros y jóvenes universitarios. Cerca de la ventana se sentaba un anciano con su hijo de 30 años, quien iba sobrecogido de gozo, encantado por el paisaje de afuera.

-"Mira, papá, el paisaje de los árboles verdes es  hermoso".

La conducta del muchacho hizo que los demás pasajeros se molestaran. Todos comenzaron a murmurar acerca del joven por su extraño comportamiento.

-"Este tipo parece estar loco", un hombre le susurró a su esposa.

De repente comenzó a llover. Las gotas de lluvia caían sobre los pasajeros a través de la ventana abierta donde estaban sentados el anciano con su hijo. El muchacho, lleno de gozo decía: "Mira, papá, cuán hermosa es la lluvia..."

La esposa del hombre se molestó por las gotas de agua que mojaban su vestido nuevo. Ésta le dijo a su esposo: “¿No ves que está lloviendo? Usted, anciano, si su hijo no se siente bien, llévelo pronto a un asilo mental y no moleste a los demás".

El anciano titubeó primero pero, entonces, en tono muy bajo, contestó:  -“Regresamos a casa del hospital. Mi hijo fue dado de alta esta mañana. Hace sólo una semana que recobró la vista, pues, nació ciego. La naturaleza es nueva a sus ojos. Por favor, perdonen la inconveniencia.”

Comentario: ¡Cuántas veces pasamos juicio sobre la conducta de otras personas sin conocer la verdad! ¡De cuántas maneras ofendemos por apresurarnos a hablar lo que no es! ¡En cuántas ocasiones llegamos a conclusiones erróneas por dejarnos llevar por las apariencias! La empatía necesaria brilla por su ausencia en muchos corazones. ¡Cuánta injusticia se comete con el prójimo, no sólo en los tribunales, sino en toda la sociedad! “Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman”. 1 Corintios 2:9

 Por: Autor Desconocido


 

Confía en Mí

Se estaba incendiando un edificio de 9 pisos en el centro de una ciudad muy importante. Las personas, al enterarse de que el edificio estaba en llamas, rápidamente salieron de sus apartamentos a excepción de un niño de ocho años de edad que dormía solo en el octavo piso, pues su papá había salido a comprar y su mamá estaba de viaje.

El fuego se intensificaba; las llamas iban subiendo piso por piso. Los bomberos intentaban apagarlo pero sus esfuerzos eran inútiles. El edificio estaba totalmente en llamas teniendo los bomberos que pedir refuerzos a otras unidades de la ciudad.

El drama aumentó cuando supieron que había un niño en el octavo piso y el fuego iba ya por el quinto. De repente aparece el padre del niño preocupado al ver ese cuadro. Los bomberos hacen un último intento, pero las escaleras no podían llegar hasta las paredes del edificio por haber fuego en todas ellas, entonces se escucha los llantos del niño, gritando:  -¡Papi! ¡Tengo miedo!

El padre lo escucha y llorando le dice: -¡Hijo! No tengas miedo; yo estoy aquí, no tengas miedo. Pero el niño no lograba verlo: - Papi no te veo, sólo veo humo y fuego.

Pero el padre sabe que está ahí en la ventana porque el fuego lo ilumina y le dice: -Yo sí te veo, hijo. Haz lo que te voy a decir. Tírate, que aquí te agarramos todos los que estamos abajo. ¡TÍRATE!

El hijo le dice: -Pero yo a ti no te veo. El Padre le contesta:
- ¿Sabes cómo lo vas a hacer? Cierra los ojos y lánzate. El niño dice:
-Papi no te veo, pero allá voy.

El niño se lanzó y lo rescataron. Entonces el padre lo abraza y llora con él, ambos muy contentos. El hijo comprende que aunque no vea al padre sus palabras son suficientes para confiar en él.

Así es nuestra vida; vivimos problemas parecidos a ese incendio y nuestro Padre Celestial nos dice: CONFÍA EN MÍ. Cierra los ojos y ¡¡TÍRATE!! Si nos lanzamos con FE, sin ver nada, salimos adelante. ¡Porque sólo Su palabra nos basta!

“Nunca te desampararé ni te dejaré.” Hebreos 13:5

Autor Desconocido


 

Los dos Cubos

En una aldea lejana y montaña adentro vivía una familia de campesinos cuya labor de la tierra era muy pesada ya que el agua para regar sus sembradíos se encontraba bastante lejos de su rancho. Cada día el granjero caminaba cerca de media hora al pozo más cercano de donde él extraía el agua.Dos cubos eran su compañía inmediata para traer agua a sus sembradíos. Uno de los cubos era optimista y jovial, el otro era negativo y pesimista.

Un día los dos cubos platicaban acerca de su existencia y uno de ellos dijo: "No hay vida tan desilusionante como la mía, dijo el cubo vacío mientras se aproximaba al pozo: " Siempre me alejo lleno, pero regreso a este pozo vacío".

El otro cubo que iba lleno mientras se alejaba del pozo le respondió: "Nunca ha habido una vida tan feliz como la mía; Siempre vengo al pozo vacío, pero me voy de él lleno".

El poeta inglés William Shakespeare dijo: "En este mundo traidor nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira". No estamos de acuerdo con la primera parte de esta cita porque sí sabemos que hay verdad y hay mentira, pero estamos de acuerdo con la segunda parte: Todo es según el color del cristal con que se mira.

No es lo que nos rodea, sino lo que llevamos dentro de nuestro ser lo que determina cómo enfrentamos la vida. Por eso es que tener al Señor Jesús en nosotros y vivir en los principios de la Palabra de Dios, va a cambiar totalmente nuestra perspectiva de ver las cosas. ¡Mira cuánto Él llena y satisface! Aunque te vacíes para dar de beber a otro, siempre podrás regresar al pozo para volverte a llenar.

Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le pedirías, y él te daría agua viva. Juan 4:10

Por: Autor Desconocido

 


 

El Salto Olímpico

Un joven universitario se estaba entrenando para participar, a nivel olímpico, en una competencia de Salto Ornamental en natación. La única influencia religiosa que había recibido en su vida le llegó a través de un amigo cristiano. El deportista nunca prestaba mayor atención a los sermones de su amigo, aunque los escuchaba con frecuencia.

Una noche decidió bajar a la piscina de la universidad donde estudiaba. Las luces en el lugar estaban todas apagadas, pero como la noche estaba clara y la luna brillaba, él pensó que había suficiente luz para practicar. Se subió al trampolín más alto y cuando volvió la espalda a la piscina al filo de la rampa y extendió sus brazos para tirarse, vio su propia sombra reflejada en la pared. Quedó impactado al ver que la sombra de su cuerpo tenía la forma exacta de una cruz. En ese momento, en lugar de saltar, se arrodilló, y le pidió a Dios que entrara en su corazón y tomara el control de su vida. Mientras el joven permanecía quieto, el personal de limpieza entró al lugar y encendió las luces... ¡Habían vaciado la piscina para repararla!

Autor Desconocido

Comentario: El Espíritu Santo está presto para revelar a Jesucristo a todo aquel que se deje tocar en el día de su visitación, al que conozca en ese momento lo que es Jesús para su paz … el que reconozca el tiempo aceptable, creyendo con el corazón y confesando con su boca que Jesús es el Señor.  “He aquí, AHORA, el día de salvación.”  2 Cor. 6:2

 


 

La Obra Terminada

En estos días me encontraba en las tiendas y ví un tablillero que necesitaba para acomodar varios libros. Lo compré de inmediato y tan pronto llegué a mi casa, con un poco de ayuda, comencé a montarlo. Miraba las piezas, los tornillos, las tablas y las diferentes partes. De muchas de esas piezas conocía su función, pero había algo en particular que llamó mi atención, era un cordón que estaba amarrado a una de las piezas. Me preguntaba ¿para qué será eso? ¿Qué función tendrá? Pero como no sabía, lo dejé tal como estaba y continué mi labor.

Al terminar de construir el tablillero pude ver para qué era el cordón finalmente… Tenía una función bien importante. Como el tablillero estaba recostado en el piso, el cordón era para levantarlo, para sujetarlo por ahí y además, para asegurarlo en la pared. Era una pieza vital para que no se virara.

Lo que quiero compartirles con esta experiencia es que muchas veces hay cosas en nuestra vida que al igual que ese cordón no entendemos el porqué están ahí o porqué vinieron con el paquete. No entendemos la función de esa pieza. El único que puede entender su función es nuestro Dios, Él conoce porqué colocó ahí, en tu vida, esa pieza. Esta podría incluso ser, a final de cuentas, la que nos levante y sostenga.

Cada experiencia en la vida tiene un propósito. En cada prueba, en cada situación difícil, desarrollamos fortalezas que más adelante serán de gran ayuda para nosotros y para otras personas que estén a nuestro lado. Dios trabaja con nuestro carácter, con nuestra vida, sólo si se lo permitimos. Si nos adelantamos en este proceso podemos dañar la obra que Dios quiere terminar en nosotros.

En el día de hoy, confía en el Señor, no te impacientes, deja las piezas donde están que cada una de ellas tiene una función muy importante en ti. Aunque haya situaciones ocurriendo en tu vida que ahora mismo no entiendas, no te preocupes que lo importante es que Dios sí entiende y conoce lo que ha de hacer en ti.

Por: Camille A. Hortas

Estando persuadido de esto, que el que  comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo.” Filipenses 1:6

 


 

El Valor de la Honestidad

Cuatro jóvenes compitieron esforzadamente para conseguir el puesto de Gerente del Departamento de crédito del Banco donde trabajaban. Luego de considerar los méritos de cada aspirante, la Junta Directiva tomó la decisión.

Le notificarían al joven agraciado sobre su promoción, la cual incluía un sustancioso aumento salarial, durante una reunión que se había programado para después del almuerzo.

Al mediodía, el joven que había sido elegido, se dirigió a la cafetería para almorzar. Uno de los directores se encontraba detrás de él, separado por varios clientes.El director lo vio seleccionar su comida que incluía una pequeña porción de mantequilla. Tan pronto como la puso sobre su plato, la cubrió con un poco de comida para ocultarla del cajero. De esa manera evitó pagar por la misma.

Esa tarde, según se había acordado, se reunieron los directores con el fin de notificar al joven que habían elegido, pero antes de hacerlo entrar al salón, se informó de lo ocurrido en la cafetería a todo el directorio.

Decepcionados todos, llegaron a la conclusión que si ese joven estaba dispuesto a mentirle a un cajero respecto a lo que había en su plato, también lo haría respecto a lo que había en las cuentas del Banco. Por lo tanto, unánimemente acordaron, que no le darían el puesto.

Un engaño es una mentira y ésta no se mide en grados. La mentira es mentira; la verdad es  verdad. ¡Y usted puede confiar en esa realidad!

 

Ø      Engaño hay en el corazón de los que piensan el mal; pero alegría en el de los que piensan el bien.” Proverbios 12:20

Ø      “Bienaventurado el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño.” Salmo 32:2

Por: Autor Desconocido 


 

Círculo de Fe

La pequeña María, de 10 años de edad, vivía en un pueblo rural de Chile.Al morir su mamá, pasó a ser la ama de casa. Cuidaba de su papá quien trabajaba de noche en una mina de la localidad. Cocinaba y limpiaba y se aseguraba de tener lista la cena de su padre cuando éste salía para su trabajo cada tarde.

María amaba mucho a su papá y le preocupaba verlo tan abatido desde que su mamá murió. Cada domingo iba a la iglesia y trataba de que él la acompañara, pero éste siempre se negaba. Su corazón estaba muy vacío.

Una tarde, mientras María le preparaba la lonchera, le puso adentro un Nuevo Testamento que le había regalado un misionero de los que van casa por casa evangelizando. Oró para que lo leyera y recibiera el consuelo que ella misma había encontrado en el gran amor de Dios.

A la 1:10 A.M. María despertó bruscamente por un sonido estruendoso. La alarma de la mina comenzó a sonar, avisando a la gente para que corrieran con palas a salvar a los mineros que se encontraban adentro.

María salió corriendo hacia el lugar en búsqueda de su padre. Gran cantidad de hombres sacaban escombros del túnel que había colapsado donde 8 mineros quedaron atrapados, uno de ellos, el papá de María.

Brigadas de emergencia trabajaron toda la noche hasta que llegaron a una pequeña caverna donde encontraron a los mineros. Desgraciadamente llegaron muy tarde; los 8 hombres se habían sofocado. Los rescatadores estaban devastados, pero mientras inspeccionaban el lugar, notaron que los hombres habían muerto sentados en un círculo. El papá de María tenía sobre sus rodillas un Nuevo Testamento abierto en la última página donde se explicaba claramente el plan de salvación. En esa página, él le había escrito un mensaje a su hija:

Mi amada María,

Cuando leas esto, estaré con tu madre en el cielo. Leí este librito y se lo leí varias veces a los compañeros mientras esperábamos ser rescatados. Nuestra esperanza se desvanece para esta vida, pero no para la próxima. Hicimos como nos decía el libro y oramos para recibir a Jesús en nuestros corazones. Te amo mucho, María, y un día, muy pronto, estaremos todos juntos en el cielo.

Por: Dick Eastman
Stories for the Heart


 

El Poder de la Oración

Un misionero contaba la siguiente historia en una visita que hiciera a la iglesia de su pueblo en Michigan…

“Mientras estaba en África, servía en un pequeño hospital. Cada 2 semanas viajaba en bicicleta a un pueblito para recoger víveres y medicinas. El viaje me tomaba dos días  por lo que, a mitad de camino buscaba donde acampar para pasar la noche.

En uno de esos viajes, fui al Banco a sacar dinero y luego recogí las medicinas y materiales que tenía en la lista, cuando, al salir, vi a dos hombres peleando; uno de ellos fue seriamente herido. Atendí sus heridas y mientras le ponía vendajes le hablé de Jesús. Al asegurarme que estaría bien, tomé mi bicicleta e hice el viaje de regreso como de costumbre.

Al mes siguiente volví a hacer mi recorrido para buscar materiales. Al llegar al pueblo, me encontré con el hombre que había curado. Me dijo que mientras yo lo atendía en aquella ocasión él vió que yo llevaba dinero y medicinas y que, a pesar de lo bien que yo le había tratado, se confabuló con unos amigos para seguirme a la selva y asaltarme durante la noche. Me dijo: -Planificamos matarte y robarte el dinero y las medicinas pero, mientras nos acercábamos al lugar donde acampabas, vimos 26 guardias armados que te rodeaban, custodiándote.

-Tienes que estar equivocado, le dije, -pues yo siempre salgo solo. El joven insistía en que los habían contado antes de irse, asustados.”

En ese momento, uno de los hombres de la congregación se puso en pie y después de preguntarle al misionero cuándo le había ocurrido eso, comenzó a narrar lo siguiente…

“En la noche en que eso te sucedió en África, acá era por la mañana. Yo estaba en el campo de golf, cuando comencé a sentir una urgencia de interceder a Dios por ti. Lo sentí tan intensamente que llamé a otros hombres para que se reunieran conmigo en la iglesia a orar.”

Se viró y le pidió a los hombres que oraron con él, que se pusieran de pie. El misionero los fue contando uno por uno… Eran 26, el número exacto de guardias armados que vieron los asaltantes protegiéndolo.

Tomado del Libro de Lynn Valentine: Miracles

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