El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz;
los que moraban en tierra de sombra de
muerte,
luz resplandeció sobre ellos.
Multiplicaste la gente, y
aumentaste la alegría.
Se alegrarán delante de tí como se
alegran en la
siega, como se gozan cuando reparten despojos.
Porque tú quebraste su
pesado yugo, y la
vara
de su hombro, y el cetro de
su opresor, como
en
en el día de Madian.
Porque todo calzado que lleva el
guerrero en el
tumulto de la batalla, y todo
manto revolcado
en sangre, serán quemados, pasto del fuego.
Porque un niño nos es nacido, hijo nos
es dado,
y el principado sobre su hombro; y se
llamará
su nombre Admirable,
Consejero, Dios Fuerte,
Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Lo dilatado de su imperio y la paz no
tendrán
límite, sobre el trono de David y sobre
su reino
disponiéndolo y confirmándolo
en juicio
y en
justicia desde ahora
y para siempre.
El
celo
del Señor de los Ejércitos hará esto.
ISAÍAS 9:2-7
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